FELIZ DÍA DE LA MADRE

En este día especial, bajo circunstancias jamás vividas, se celebra, como es la tradición, el Día de la Madre, hacemos llegar un mensaje a todas aquellas mujeres que, con dedicación y total desprendimiento, levantan, día a día, a sus hijos. Orgulloso nos sentimos de todas ustedes y les hago llegar mis parabienes. A todos los que tienen madres, esposas, hijas, suegras, abuelas, cuñadas, etc, que simplemente elevemos una plegaria al cielo por permitirnos contar con ellas y una oración por las que están ausentes. Les dejamos este poema que resume el amor que estas santas mujeres, nos hacen sentir.

LAS MANOS DE MI MADRE

de Alfredo Espino

¡Sólo ellas son las santas, sólo ellas son las que aman, las que todo prodigan y nada me reclaman! ¡Las que por aliviarme de dudas y querellas, me sacan las espinas y se las clavan en ellas! Para el ardor ingrato de recónditas penas, no hay como la frescura de esas dos azucenas. ¡Ellas cuando la vida deja mis flores mustias son dos milagros blancos apaciguando angustias! Y cuando del destino me acosan las maldades, son dos alas de paz sobre mis tempestades. Ellas son las celestes; las milagrosas, ellas, porque hacen que en mi sombra me florezcan estrellas. Para el dolor, caricias; para el pesar, unción; ¡Son las únicas manos que tienen corazón! (Rosal de rosas blancas de tersuras eternas: aprended de blancuras en las manos maternas). Yo que llevo en el alma las dudas escondidas, cuando tengo las alas de la ilusión caídas, ¡Las manos maternales aquí en mi pecho son como dos alas quietas sobre mi corazón! ¡Las manos de mi madre saben borrar tristezas! ¡Las manos de mi madre perfuman con terneza!